Domingo, 19 de julio de 2020
El deportista de la FAM Nico Molina Augustín (Club de Montaña Cerro del Caballo) ha vuelto a cumplir con su objetivo estival de los últimos años, en este ‘diferente’ 2020 el Reto del Sulayr. Si el año pasado logró el récord de los ‘tresmiles’, esta semana ha conseguido recorrer en 90h45’01” los más de 300 kilómetros del Sendero Sulayr, un reto al alcance de muy pocos. Una experiencia que comenzó a las 20 horas del 11 de julio en el Dornajo y concluyó a las 14:45 horas del 15 de julio en el mismo lugar tras recorrer 302,4 kilómetros con un desnivel positivo de 10.500 metros.
El joven durqueño de 20 años ha reflexionado sobre este acontecimiento a través de sus redes sociales. “Me he dado cuenta de muchas cosas a remarcar que creo que son muy positivas para mí y para la gente que me ha rodeado. En lo personal ha sido una locura inolvidable, pero a la vez soy muy consciente de los motivos por la que lo he hecho, he disfrutado y reído, sufrido, conocido sitios espectaculares, visto como pasaba el sol por mis ojos, salía la luna y se volvía a repetir una y otra vez, lluvia, frío, calor… No ser consciente ni de la hora que era ha sido de lo mejor, no tener horarios para nada y ver una fauna y flora en abundancia que nunca había llegado a ver”.
Nico explica que “no quería marcar un tiempo, sino simplemente salir a disfrutar lo que me ha permitido poder terminar; me hubiera gustado ir más rápido, pero las circunstancias no lo han permitido y no es algo que me pese. No lo cambiaría por haber podido llegar antes”.
En su reflexión plasmado en su perfil de Facebook, subraya que “esta locura puede llegar a motivar a mucha gente a intentar cosas, pero cada uno con su situación, por lo que no recomendaría a las pequeñas generaciones algo de este tipo porque queda mucho tiempo por delante para hacer infinidad de cosas. En mi caso ha sido una actividad totalmente no competitiva y realizada por unos motivos, tiempo necesario para recuperar al no tener competiciones, no tener el desgaste de una temporada competitiva y realizar una actividad sin buscar un buen crono”, aunque remarca que “quizá, dentro de años, cuando no haya esa inexperiencia en estas actividades sea el momento en el que sí que intente buscar un buen crono, de ir rápido y que esas 90 horas se conviertan en algo más competitivo aunque nunca llegue a perder esa esencia de aventura”.
“Lo que más me ha marcado ha sido el darme cuenta que por muy individual y solo que puedas ir tantas horas, un buen equipo te puede hacer llegar al fin del mundo. Ha habido mucha gente involucrada que ha pasado horas sin dormir, sitios que no había manera de llegar esperando horas a que yo apareciera por esos puntos. Han sido fundamentales.
Desde el inicio de la aventura el equipo CYF ha sido mi sombra y lo recordaremos para siempre, al paso del kilómetro 150 mi cabeza no podía asimilar que pudiera quedar más de la mitad y la del equipo prácticamente igual. Una locura que ahora podemos mirar preguntándonos: ¿dónde está el límite?”, incide el gran deportista durqueño Nico Molina.